La necesidad de mano de obra en la construcción, ha llevado a las empresas de rehabilitación y reforma a buscar fuera de nuestro país, trabajadores con los que poder afrontar el volumen de trabajo que los fondos europeos Next Generation, ligados a las directivas comunitarias sobre eficiencia energética de los edificios, van a disparar de manera exponencial en los próximos años. ANERR calcula que harán falta varios cientos de miles de trabajadores más para cubrir la demanda de las aproximadamente 140.000 empresas del sector.
En general, la construcción es uno de los sectores desde los que hace años están llegando las señales que avisan de la falta de trabajadores
La edad media en el andamio es de 45 años, no hay relevo generacional en un momento, además, en el que los trabajadores de la generación del baby boom empiezan a jubilarse. Los 1.300 euros al mes, que, según Fernando Prieto, reciben de sueldo neto los que empiezan en una obra, no parecen suficiente para subirse al andamio.
«El trabajo especializado hay que pagarlo», por eso, Fernando Prieto defiende que los 1.600 euros netos en 14 pagas a los que llegan los oficiales, los que ya se han especializado, es un buen sueldo. Pero no parece que los que se incorporan al mercado laboral piensen lo mismo.
Se buscan en Perú trabajadores para rehabilitar viviendas en Madrid durante tres años
Un proyecto en el que ya se trabaja, gracias a un acuerdo del Gobierno, que permitirá la cesión de trabajadores desde sus empresas en Perú, a empresas españolas. De momento son cien, los trabajadores que ya se están formando y que podrían incorporarse a las empresas españolas en los próximos meses.
Los trabajadores estarán contratados por sus empresas en los países de origen. Se trata, por lo tanto, de una «cesión» de trabajadores, a los que durante un máximo de tres años se les asignarán obras concretas, sobre todo de rehabilitación, según la Asociación Nacional de Empresas de Rehabilitación y Reforma ANERR. El problema, según su presidente, Fernando Prieto, no es nuevo: «Falta mano de obra porque aquí, ahora, no hay gente que se quiera subir a un andamio».
El «mercado negro» del trabajo en la capital
Mientras tanto, en ciudades como Madrid, se mantiene a la vista de todo el que quiera mirar, un «mercado negro» paralelo de trabajadores desde hace décadas. Cada mañana, antes de que amanezca, decenas de trabajadores irregulares esperan a que alguna furgoneta pare en busca de mano de obra. Antonio y Jair, llevan cerca de dos años en España. Llegaron desde Guatemala, y cada mañana esperan a ser ellos los elegidos. Sin papeles, no hay contrato, y todo dependerá de lo que el «pistolero» de turno, como les llaman en el argot del sector, les quiera pagar. La necesidad hace el resto. «Si tuviéramos papeles, solo para trabajar y vivir aquí mientras trabajemos, no estaríamos aquí».
El presidente de ANERR cree que no se puede permitir este mercadeo de mano de obra, que, además, se convierte en competencia desleal y ensucia la imagen de un sector en constante crecimiento.